martes, 5 de noviembre de 2019

Unidad 2

UNIDAD 2
2. La comunicación en público.
¿Qué es un orador?
Se emplea para nombrar al sujeto que se expresa públicamente, por lo general a través de algún tipo de discurso. El orador para lograr el efecto que desea en sus oyentes, debe dominar el arte de la oratoria.
Oratoria: arte de hablar en público con elocuencia, con la finalidad de persuadir o conmover al auditorio. Ejemplos de grandes oradores de la historia: Abraham Lincoln, Winston Churchill, Nelson Mandela.
2.1. Hablar bien y con eficacia.
Todo el mundo valora positivamente a quienes son capaces de hablar bien en público. La oratoria proporciona un estimable valor añadido a cualquier profesional. Si su trabajo le exige estar con otras personas, buena parte del reconocimiento público, del prestigio y del éxito radica en su capacidad de comunicación oral: profesores, médicos, políticos, periodistas, abogados, dinamizadores sociales, líderes de entidades y asociaciones, conferencistas, ejecutivos y directivos, han de estar preparados, hoy más que nunca, para poder hablar en público con amenidad y capacidad de persuasión, es decir, con eficacia.
2.1.1. Siete claves para hablar en público.
a) Prepara el temario. Para dominar la ponencia, es preciso que conozcas de qué hablas y cómo lo vas a hacer. Esto te ayudará a transmitir con seguridad.
b) Organiza las ideas. Ordenamos la exposición bajo un esquema “introducción-puntos clave-conclusión. La organización es vital.
c) Presta atención a tu cuerpo y lo que transmites con él. No solo las palabras comunican, sino que también lo hace tu cuerpo.
d) Comunica con sencillez y claridad. Está comprobado que extenderse en el tiempo disminuye la atención del escucha. Se breve y conciso.
e) Juega con lo anecdótico o lo práctico. Si quieres que lo que dices sea recordado, utiliza una anécdota o los casos prácticos como estrategia.
2.2. Características del buen orador.
2.2.1. Claridad de propósito
Cuando tienes claridad en lo que quieres lograr y hacia dónde vas, es muchísimo más sencillo tomar decisiones. De esta forma, en la oratoria, es indispensable conocer al público al que se dirige el mensaje y el impacto que se quiere lograr en ellos.
2.2.2. Claridad de ideas.
Un orador que aceptamos como eficiente, deber tener como prioridad saber darse a entender. Un comunicador competente debe ser muy bien articulado, en principio, lo que significa obedecer las reglas de construcción gramatical al dedillo. En la oratoria, el correcto uso de la lengua es un prerrequisito. La riqueza de vocabulario y el uso de sinónimos, son destrezas que se adquieren con el ejercicio constante de la lectura.
2.2.3. Claridad de expresión.
Para que un orador se exprese con claridad es necesario que haga uso correcto de su voz, a través de una buena entonación y volumen, así como una buena dicción; por otra parte, su mensaje debe ser fluido y debe pronunciar las palabras sin tropiezos, marcando un ritmo y haciendo las pausas en los lugares necesarios para que el interlocutor entienda correctamente la idea expresada.
Otro requisito para que exista claridad de expresión, es la coherencia. Debe de evitarse saltar de un tema a otro constantemente, pues se corre el riesgo de perder la idea original. A partir de esta idea principal se desprenderán ideas secundarias.
2.3. Habilidades personales del orador.
2.3.1. Manejo del nerviosismo.
"Quién habla de forma bien articulada y con sensatez, puede defender mejor sus ideas, productos o servicios e influir positivamente en las personas". Stephen Lucas.
El nerviosismo es un estado emocional, que hace perder el control de la situación. El nerviosismo provoca una respiración acelerada, que provoca un estado emocional negativo para el orador. El orador percibe al público como un enemigo y se protege, reprimiendo su lenguaje verbal y no verbal.
El mayor miedo al salir a hablar en público es hacer el ridículo. Hacer el ridículo incluyen miedo a olvidar parte o completamente el discurso, a cometer algún error de dicción o a no saber contestar posibles preguntas.
Si aprendemos a minimizar, controlar y manejar adecuadamente el nerviosismo, podremos desempeñarnos como buenos oradores. Para esto existen diversas técnicas y consejos que podemos seguir, ponerlas en práctica nos ayudan a vencer el miedo de hablar en público.
2.3.2. La extraversión.
La extroversión es un rasgo que define un tipo de personalidad, que se caracteriza por un predominio de la implicación de la persona con su entorno, acompañado de un gran interés hacia las personas, los acontecimientos y las cosas.
Son personas que generalmente nacen líderes que se convierten en una referencia en un grupo. La extraversión supone un enfoque dinámico y activo del mundo social e incluye rasgos como la sociabilidad, la asertividad, la actividad y las emociones positivas.


2.3.3. Actitud receptiva.
Cuando el orador se siente nervioso, lo transmite al público y motiva que el mismo público sienta ansiedad por la inseguridad del orador. La persona con conocimiento de comunicación sabe portarse como miembro de un público, de tal forma que ayuda a aliviar la tensión del orador en vez de aumentarla. Por medio de una expresión facial agradable, y tal vez movimientos de la cabeza apenas perceptibles que muestran aceptación, se puede comunicar una actitud favorable y alentadora al orador. Un buen orador también es un buen miembro del público. Sabe hacer sentir cómodos a los otros, ya sea que esté frente a un público comunicándole un mensaje o, como miembro de éste, recibiéndolo.
2.3.4. Saber escuchar.
La mayoría de las personas escucha de forma pasiva, sin efectivamente absorber el contenido. Para ser un oyente activo, es necesario desarrollar ese hábito con entrenamiento y disciplina. Algunas acciones pueden ayudar: debe existir un esfuerzo por comprender el punto de vista del orador; es conveniente no interrumpir ni concluir las frases anticipadamente; no hay que dejarse distraer por las interrupciones internas o externas; y no es bueno juzgar al interlocutor.
El enfoque es otro elemento esencial en un buen oyente. Pensamos más rápido de lo que escuchamos, por lo que es fácil dejar escapar nuestra atención. Una buena manera para mantenerse centrado es tratar de predecir lo que viene a continuación, con cuidado de no mencionar las conclusiones de forma precipitada. También es conveniente revisar lo que dijo el orador y confirmar si realmente se entendió.
2.3.5. Autoconcepto, imagen y proyección.
Definimos autoconcepto, como el conjunto de elementos que una persona utiliza para describirse a sí misma.
El autoconcepto se forma por la imagen que tenemos de nosotros mismos y la información que recibimos de los demás en relación con nuestra persona.
Tratamos de proyectar una determinada identidad pública a través de nuestra apariencia física, expresiones, actitudes y comportamientos.
En este discurso podemos notar las características de un buen orador, yo utilice este video para mi primer tarea.

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